Le foto di Gioia (Crimenes en portada) (Lamberto Bava, 1987)

Foto principal de la reseña Le Foto Di Gioia

Para 1987, el giallo estaba extinto. Aunque es el año de Opera de Dario Argento, todo lo que se había tenido que decir se había dicho… unas cuantas veces. ¿O no…? Spoiler: Sí. Pero hay entre estos violentos estertores del subgénero obras a rescatar. Para el que escribe, Crímenes en Portada es una de ellas.

«La directora de una exitosa revista para hombres comienza a recibir fotografías en las que las modelos que trabajan en la revista aparecen asesinadas.» (SINOPSIS)

Había que superar el giallo, conocido por su erotismo y por su violencia. Aquí se hiperbolizó lo primero a cuento de tener a la, irremediable decirlo, voluptuosa Serena Grandi, en clásico papel que era intercambiable con los de Deborah Caprioglio: Mujer moderna, aunque en busca del amor verdadero, con un gran corazón que ha de ser contenido en un inmenso pecho. A las órdenes, el hijísimo: Lamberto Bava, que no olvidará los obligados homenajes a su padre, el fundador del subgénero. Serán hechos con más acierto que otras veces.

Serena Grandi ya era de sobra conocida por sus papeles en comedias a la italiana y otras parecidas sin la comedia pero con lo erótico. Para no bajar el voltaje estarán presentes la francesa Capucine y la italiana Sabrina Salerno, que nos brindarán unas secuencias tan esperpénticas como saboreables por su novedad para los habituales de estas lindes.

Partimos de uno de los escenarios clásicos amarillos: La agencia de modelos. Súbele, aprieta, retuerce: El equipo de una revista erótica, mil veces mejor, ¿Cómo no lo pensaron antes? Un momento, ¿No era en «Desnuda ante el Asesino (1975)«…? … da igual.

La cinta rezuma erotismo y torridez y no todo el protagonismo se lo llevan las Grandis. Además tendremos como macho man absoluto, para regocijo de los adeptos a la italianada, al mismísimo George “Comefetos” Eastman, que precisamente ya había compartido pantalla con Serena en «Antropophagus (1980)«. En serio, es la mejor pareja de la historia de la serie b italiana. Ya para rematar, la Nicolodi tiene un papel, si es que estamos todos…

En uno de sus giros más originales, el asesino no es que lleve máscara, ¡Las que llevan máscara son las víctimas!, una decisión extraña pues no se explica mucho, pero visualmente muy poderosa. Veremos en general un Lamberto que se lo está pasando bastante bien con su producto y el sentimiento es en buena parte mutuo. Lastran a la película una trama con demasiados personajes que no son muy bien presentados, pero sólo hay que esperar un poco para que llegue la próxima escena delirante o como poco picante.

Aunque cumpla con el canon amarillo y la resolución no tenga demasiado sentido, Le foto di giola no es un buen giallo y no se puede comparar ni de lejos a las grandes obras de Argento, Bava… ni tampoco a las de Martino ni Lenzi, ni mucho menos Fulci. Pero es divertidísimo y humilde, con matrícula de honor en su apartado erótico, en cantidad y calidad y un más que justo nivel de violencia creativa.

…

Qué coño, è un giallo de puta madre.