«Let’s Scare Jessica to Death«, conocida en España como «La maldición de los Bishop«, es el debut cinematográfico del director John D. Hancock, tras ser nominado a los Oscars un año antes con su primer corto llamado «Sticky my fingers…. Fleet my feet (1970)«. Se trata de una película estadounidense estrenada en 1971 en la que, a pesar de su bajo presupuesto, el director hace del limitado reparto y localizaciones, del montaje y de los recursos sonoros un cúmulo de aciertos y logra generar una atmósfera y un ambiente enrarecido que hacen de la película una interesante pieza de terror psicológico.
En un pequeño prólogo, aparece Jessica (Zohra Lampert) en una barca y su voz en off enunciado unas palabras que definen la esencia de la película a la perfección: «Me siento aquí y no puedo creer lo que pasó. Y sin embargo tengo que creerlo. ¿Sueños o pesadillas? ¿Locura o cordura? No sé cuál es cuál.«. A continuación, la vemos viajando con su marido y un amigo en un coche fúnebre, como si de una road movie se tratará. De los primeros diálogos extraemos que Jessica acaba de recibir el alta de una institución mental y que viajan de la ciudad al campo para terminar de curarse, por lo que el espectador ya vislumbra que muy bien de la cabeza no está.
Durante el trayecto y en los momentos previos a llegar a la casa, Jessica parece ver personas que le hablan, no llegando a saber si son reales o imaginaciones (el espectador ya se cerciora de su locura). Esta situación es una constante a lo largo de la película y uno de los grandes aciertos del director. Desde el comienzo el espectador va de la mano de la protagonista, experimentando su misma confusión entre realidad y ficción y sintiéndose como si se tratará de un sueño o viaje onírico.
Al llegar al pueblo se encuentran con que los lugareños actúan extraño y son algo hostiles, lo que ayuda a potenciar esa sensación de peligro e inseguridad de la protagonista. Además, descubren a una chica que habita la casa y que tiene un gran parecido con la hija del matrimonio Bishop, ahogada hace años en el lago cercano a la casa. Jessica parece estar sola en sus visiones, mientras descubren que parece haber una vieja maldición en la casa proveniente de la antigua familia y que puede que haya afectado a los lugareños.
Una de las influencias más claras es «Rosemary’s Baby (1968)«, visible en una protagonista joven, delgada, insegura y que va perdiendo la cordura poco a poco a causa del entorno y experimentando alucinaciones. Otra película que podría nombrar es «Operazione Paura (1966)» de Mario Bava, plasmado en las ínfulas de terror gótico que destila la película y en esos lugareños que parecen ocultar algo.
Cabe decir que aquí no encontramos sustos fáciles ni jumpscares, si no momentos que van desconcertando e inmiscuyendo cada vez más al espectador en la historia y en la paranoia de la protagonista y generando poco a poco (lo que llaman slow burn) ese ambiente enrarecido del que os hablaba al comienzo. A esto le ayuda el uso de la música y algunos sonidos que parecen cogidos de otra parte.
En definitiva, una pequeña joya de terror psicológico a descubrir que es su momento recibió críticas no muy positivas y que con los años está siendo reivindicada en muchos círculos del género como película de culto y adquiriendo el reconocimiento que merece.
Nota: 8/10
LET’S SCARE JESSICA TO DEATH
Dirección: John D. Hancock
Guión: John D. Hancock, Lee Kalcheim (Historia: Sheridan Le Fanu)
Música: Orville Stoeber
Fotografía: Robert M. Baldwin
Reparto: Zohra Lampert, Barton Heyman, Kevin O’Connor, Gretchen Corbett, Alan Manson, Mariclare Costello
Género: Terror. EEUU. 1971.
Duración: 89 minutos.
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